jueves, 19 de agosto de 2010

Pasos

Piensa conmigo: el cielo gris de la ciudad,
las horas sembradas en el olvido,
el neón embrollando a la necedad de la lluvia,
tu cuerpo expuesto como una holograma abstracto al viento y
mi corazón herido con plomo
confundiendose con el amanecer
de aquella vereda
donde cobijó la soledad
tu rostro helado escondido en la noche y
la sinrazon de estar parados en el infinito
frente a tu cabello largo ensortijando mi boca.
Así decidimos embriagarnos,
ser parte de la noche,
habitar en una habitación fecundada por la lluvia
y solo mirar ese espejo roto que gravitaba en nuestra oscuridad.
Después llegó el niño aquel que vivía en tus ojos.
Así empeñamos nuestras pupilas,
nuestros cabellos,
la puerta,
la ventana,
el aire,
el mar,
mi ebridad,
tus lágrimas,
tu decisión,
yo, mi vida;
tú, la sonrisa, y yo, la mía.
Entonces nos dimos cuenta esa noche
que estabamos muertos y podíamos respirar.

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