
Los maestros como Sócrates o Jesús tomaban a uno o dos alumnos y los invitaban a pasear para discutir temas filosóficos. Había solo que hacer una elucubración abstracta: seguir al filósofo en su discurso filosófico. (El espacio recorrido no importaba). De este modo se puede entender que las enfermedades veneres se podían contagiar de dos maneras: por medio físico o por el espiritual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario