jueves, 26 de agosto de 2010

Soledad


Como consecuencia de los resultados de un test de inteligencia llevado a cabo en quinto grado, que demostraban que tenía un coeficiente intelectual de 167,3 se le permitió saltarse sexto y asistir directamente a séptimo. Según Unabomber este acontecimiento marcó su vida para siempre. Señalaba no encajar en la clase de los mayores y ser sujeto de violencia verbal, bromas pesadas y provocaciones por parte de estos. De niño, Unabomber tenía miedo de la gente y a los edificios. En su juego diario no interactuaba con ningún niño. Su madre estaba tan preocupada por su desarrollo social que se planteó introducirlo en un estudio sobre el síndrome de Asperger (una clase de autismo) en niños. Apago el televisor y llamo a Matías que juega con sus soldados de plásticos en el cuarto contiguo. Su madre entra a la casa. Llamo a Sofía y le pido que se siente en aquel mueble viejo donde veo televisor por las noches. Matías trae sus soldado. Matías tiene diez años y es hijo único. Hijo, queremos jugar, tu madre y yo, a la guerra. Matías decide que yo seré el enemigo y, él y su madre, los héroes.

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